Nepsis
"Sed sobrios, estad despiertos" (1 Pe 5,8a)
"Ni se dirá: Helo aquí o allí, porque el Reino de Dios está dentro de ustedes" (Lc. 17,21)
“La hesiquía es permanecer ante Dios en una oración incesante. Que la memoria de Jesús se una a tu respiración y tú conocerás el valor de la hesiquía.” (Isaac de Nínive. Siglo VI)

"Cuando oras -dijo con sabiduría un escritor ortodoxo de Finlandia- todo tú debes permanecer en silencio... Todo tú debes estar en silencio; deja que la oración hable" Alcanzar el silencio: de todas las cosas, ésta es la más dura y la más decisiva en el arte de orar. El silencio no es sólo negativo, -una pausa entre palabras, un cese temporal del discurso- sino que bien entendido es altamente positivo: una actitud de atento estado de alerta, de vigilancia, y sobre todo de escucha. El hesicasta, la persona que ha conseguido la hesiquía, la quietud interior o silencio, es, por excelencia, el que escucha. Escucha la voz de la oración en su propio corazón, y comprende que esta voz no es la suya propia, sino la de Otro que habla dentro de él. (Kallistos Ware)
Un breve ensayo a modo de introducción sobre el Hesicasmo, por Tomas Spildik, en el blog aquí.