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No atesoréis en la tierra, donde la polilla y el orín corroen, y donde los ladrones socavan y roban. /  Atesorad, más bien, en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corroen, ni los ladrones socavan ni roban: porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón. (Mt 6, 19-20)

Los que confían en el Señor son como el monte Sion, no tiembla, está asentado para siempre (Sal 124,1)

La unidad vendrá del corazón que no saborea sus alegrías ni se detiene en sus tristezas, sino que encuentra a Dios en todas las cosas en un movimiento de abandono (Jean Lafrance)

Sitio no perteneciente a institución oficial. Hecho para uso particular y a quien le aproveche.             Contacto:  heraldobellini@yahoo.com

 

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